L'AIRE DE RIEN
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Telémaco en Babelia

mars 2008, par Barry

Mit dem Hörrohr am Ohr versuche ich, den Ruf unserer Zeit zu verstehen, wenn es stimmt, dass jede Zeit, aus einem kollektiven und futuristischen Unterbewusstsein heraus, ihre Art und Weise hat, alle Menschen zur Erfüllung einer übergeordneten Aufgabe heranzuziehen. Denken wir heute weniger mythologisch sondern eher soziologisch, so müssen wir feststellen, dass die Aufgabe unserer Gegenwart in der Geschichte der Festigung der Wohlstandsgesellschaft besteht (mit dem Gegengewicht einer Armutsgesellschaft) und der Fortschritt von heute der der Technologien ist, die im Dienste einer solchen Gesellschaft stehen : das Überleben im Hinblick auf Komfort. Gibt es eigentlich auch eine andere Geschichte und einen anderen Fortschritt, die Philosophen, Poeten, Zyniker und Gaukler verbinden ?

La Odisea narra el viaje de un héroe, Ulises, de regreso a su casa. Al principio del poema, sin embargo, se cuenta la preparación de otro viaje, el de Telémaco, hijo del héroe, que ha decidido partir en busca de su padre inspirado por la voz de una diosa. Ambos viajes están emparentados, y sin embargo, cada uno tiene una marca especial, un destino propio. El viaje del Ulises consiste en volver a casa ; el de Telémaco, conseguir información sobre su padre, el héroe a quien no conoce. El del padre es un viaje de vuelta ; el del hijo, de ida. Sólo en el momento en que Telémaco obtenga noticias de su padre, podrá volver a casa. Mientras tanto, su viaje no tiene final. Es la promesa de un regreso, al precio de apostar por la existencia de ucolgante entre modernidad y post-modernidad que es la actualidad), éste llega a una isla donde nadie habla su idioma. Telémaco se adentra en la nueva tierra en busca de pistas sobre su padre, pero nadie parece querer comprenderle. Los moradores de la isla viven atentos a sus quehaceres, y nadie se muestra interesado en traducir su trágica suerte. Nadie conoce a su padre, nadie ha oído hablar del héroe. Telémaco busca y sigue buscando, pero la isla es tan grande y la medida del tiempo tan diferente, que Telémaco acaba por desesperarse : no sabe cuánto tiempo tardará en volver a encontrar el mar. Mientras en algún lugar de los océanos su padre está derrotando cíclopes y resistiendo al canto de las sirenas, Telémaco recorre una isla sin tiempo ni costa, donde no faltan ni techo ni comida, sólo alguien que entienda sus preguntas, y responda.



La vida como viaje

Basta con llegar hasta aquí. Es suficiente para plantearnos unas preguntas que toman como hilo conductor la metáfora de la vida como viaje, y que, como las muñecas rusas, se contienen unas a otras : ¿En qué consiste el viaje de la humanidad ? ¿En qué consiste el viaje de la filosofía ? ¿En qué consiste el viaje de mi vida ? En cierto modo, todo depende de por donde empecemos a responder, y sobre todo, de la decisión (que en la mayoría de los casos nuestro temple vital toma antes que nuestra conciencia reflexiva) de emprender uno de los viajes a contracorriente. Se pueden esperar los héroes, se puede ir en su busca. El viaje de Telémaco es un viaje de ida contra la ola de un viaje de vuelta ; un viaje de ida para encontrarse con el pasado que vuelve, con el pasado que no se conoce, y que exige, para conocerlo, ir hacia delante.
Para muchos románticos la vida era un viaje de vuelta a casa, una odisea. Nosotros, tecno-románticos, post-románticos o neo-románticos, somos Telémacos. Para nosotros la vida es un viaje de ida. Para quien intenta volver está reservado siempre el mismo cuadro : el héroe nunca volvió, y la casa ya no estaba. En su lugar una inmobiliaria vendía casitas individuales al precio de una vida de esclavitud. Hoy en día, las hipotecas han hecho naufragar la vieja mitología del regreso a casa : El nuevo milenio es una anti-odisea. La consigna : siempre hacia delante, mirando al futuro. El héroe, ni se busca, ni se espera, ni mucho menos se es. Y la casa : no trates de volver. La casa hay que pagarla, y cara.




Ahora bien, entre la vida como trabajo y la vida como turismo, ¿queda espacio para la vida como vida, como tarea para sí misma ?
Si hago estas preguntas, más abstractas por exceso que por defecto, es porque nos hemos embarcado en esta revista salpicada de filosofía, humor, crítica y poesía, y que en mi caso, con sentimiento imperativo, me llevan a preguntarme, mezclando todos los interrogantes anteriores : ¿en qué consiste el viaje de esta revista ? ¿En qué consiste mi viaje en esta revista ? La respuesta, el tiempo futuro nos la dará. Mientras tanto, contando con los vaivenes del tiempo actual, intentamos fijar rumbo y timón. En mi caso, interpreto el horizonte en busca de una señal. Catalejo en mano, intento descifrar la llamada de nuestro tiempo, si es verdad que todo tiempo, desde un inconsciente colectivo y futurista, tiene un modo de atraer a cada ser humano a una tarea común.
Ahora, poniéndonos menos mitológicos y más sociológicos, hemos de declarar que la de hoy es la historia del asentamiento de la sociedad del bienestar (con el correlato de la sociedad de la pobreza) y el progreso de hoy es el de las tecnologías al servicio de tal sociedad : la de la supervivencia en los horizontes del confort. ¿Hay sin embargo otra historia y otro progreso que unan al filósofo, al poeta, al cínico y al saltimbanqui ? ¿Hay otra narración posible, a contracorriente y dentro de un horizonte de resistencia ? Son preguntas a medio camino entre la energía y el vacío. Si bien son abstractas, intentaré que mi función en esta revista sea la historia concreta de las meta-respuestas a estas meta-preguntas, orientadas bajo un interrogante general : ¿qué posibilidades tenemos ?